Alquezar (Huesca)
- JM Liceaga
- 21 feb 2017
- 7 Min. de lectura
El pintoresco complejo histórico de Alquézar está enclavado en el más singular de los espacios protegidos de Aragón: “El Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara”.

Historia de la Villa de Alquézar
El topónimo árabe "Alquézar" (al-Qasr) significa fortaleza, y hace clara alusión a su origen militar. Es un pueblo surgido a la sombra de un castillo, poblando la falda de la montaña. Fue una de las principales fortalezas de la Barbitania, protegiendo el acceso a Barbastro. Según los cronistas musulmanes, perteneció primero a los Banu Jalaf y sería conquistada en el 893 por Ismail ibn Muza, de los Banu Qasi de Zaragoza, y tomada más tarde por al-Tawil. En 938, Abd al-Rahman III nombró a su hijo Yahia gobernador de Barbastro y Alquézar. Jalaf ibn Rasid levantó a comienzos del siglo IX esta fortaleza como enclave defensivo frente a los núcleos de resistencia pirenaicos cristianos, en este caso, frente al condado autóctono de Sobrarbe. En torno a 1067 es conquistada por Sancho Ramírez (hijo de Ramiro I) y se convierte en fortaleza cristiana -"Castrum Alqueçaris"- frente a los musulmanes, constituyéndose en punto clave para posteriores etapas de la Reconquista. Se dotó la fortaleza con guarniciones militares asistidas por una comunidad agustiniana. En 1099, se consagró como capilla real la iglesia de Santa María. A medida que el proceso de la Reconquista avanza hacia tierra baja (Barbastro, Huesca,...) pierde importancia como fortaleza militar estratégica y se convertirá en una institución religiosa y centro comercial de la comarca, conocida como "priorato alquezarense". La población primitiva residía dentro del recinto amurallado del castillo. El aumento de población en el siglo XIII, gracias a las mejoras sociales y económicas, hará que se comience a edificar fuera de la fortaleza; la población se irá trasladando gradualmente al "Burgo Nuovo Alquezaris", dejando el castillo prácticamente deshabitado, ocupado solamente por algunos religiosos. El pueblo tiene una fisonomía totalmente medieval que muy poco ha cambiado, al menos en lo que se refiere al trazado de las calles: un trazado sinuoso con un evidente sentido práctico, facilitándose la comunicación (una red de calles bien enlazadas mediante otros callejones más pequeños) y resguardando de las inclemencias del tiempo (del sol y del viento). Es un trazado típicamente musulmán, de callejuelas estrechas y altas, pero es ésta una disposición típica de los pueblos de montaña más antiguos, adaptados a la topografía (las casas se apiñan en la ladera). Tenía el pueblo un cierto sentido defensivo como recinto cerrado y fuerte, tal vez amurallado (aunque esto no parece probable); se accedía por tres puertas de las que se conservan dos: la principal, gótica (siglo XIII), y la otra en la parte baja del pueblo; tenían portalones que se cerraban a una hora determinada, no permitiéndose el acceso al interior del pueblo. El pavimentado de las calles era mucho más rústico que el actual, a base de gruesos cantos de piedra clavados en el suelo de tierra, sin ningún tipo de argamasa para la unión. Las calles tenían un sistema de desagüe, con vertiente hacia el centro, canalillo por el que discurrían las aguas. La población de Alquézar era totalmente cristiana, pero abundaban los mudéjares (musulmanes conversos) en la comarca, y éstos serían los alarifes de la mayoría de las casas. De las actuales casas las más antiguas podrían datarse en los siglos XIV y XV, y en la época de esplendor del pueblo, el siglo XVI. Las casas se integran perfectamente con el entorno por el uso de materiales autóctonos, como la Piedra (sobre todo para esquinas, zócalos, marcos de ventanas y puertas), el ladrillo, el adobe o el tapial. Los alarifes mudéjares introdujeron la técnica del ladrillo, más práctico que la piedra, casi de igual resistencia y, sobre todo, mejor conocido por estos alarifes. El buen uso del ladrillo se observa sobre todo en las galerías superiores de arquillos y en los aleros.
Las calles medievales de la Villa de Alquézar
Alquezar debe su nombre al castillo construido para defender el acceso a Barbastro de lacual se encuentra a una media hora en coche como mucho. Sus casas y calles poseen un especial encanto medieval. Se puede acceder en autobús o en coche, hay aparcamiento gratuito a la entrada del pueblo ya que no se puede transitar en coche dentro del pueblo. Los principales puntos de interés son la iglesis de San Miguel, la colegiata y su claustro y el ultimo torreón que queda en pie del antiguo castillo de la Colegiata. Pero también posee varios miradores y plazoletas desde las cuales se pueden apreciar difirentes tipos de aves tipo buitres y halcones así como los cañones de la sierra de guara. Me ha encantado haber podido descubrir este precioso paraje, mereció la pena desviarse de la ruta.
Colegiata de Santa Maria la Mayor
El origen de esta fortaleza está a principios del siglo ix, cuando Jalaf ibn Rasid construye el primer castillo para impedir el avance de la resistencia cristiana.
En torno a 1067, es conquistada por Sancho Ramírez, hijo de Ramiro I, y pasa a ser una fortaleza cristiana a la que se le denominó "Castrum Alqueçaris". A medida que el proceso de la Reconquista avanza hacia Barbastro o Huesca, esta fortaleza va perdiendo su importancia militar y estratégica y se convierte en una institución religiosa.
Es en 1099 cuando Sancho Ramírez decide dotar a Alquézar de una comunidad de canónigos agustinos. Para ello, construye una iglesia colegiata románica que será sustituida en el siglo xvi por otra tardogótica y de la que sólo se conserva el atrio con capiteles historiados.
Pinturas del interior.
En el siglo xiv se construyó el claustro gótico pero en un estilo próximo al románico. Su planta es la de un cuadrilátero irregular, con columnas pareadas y arcos de medio punto. Todavía se mantienen seis capiteles historiados románicos de la primera mitad del siglo xii con temas como el la creación de Adán, la Tentación de Eva y Adán en el Paraíso, Caín y Abel, el Diluvio Universal o la Historia de Abraham entre otros.
Entre los siglos xv y xviii, los muros del claustro fueron decorados con pinturas al fresco que relatan escenas del Nuevo Testamento.
En la primera mitad del siglo xvi se erigió la actual Colegiata de Santa María, uno de los monumentos más visitados de Alquézar. Es obra del arquitecto Juan de Segura, también autor de la Seo de Barbastro. Durante el siglo xvii se le añaden algunas capillas y el retablo mayor, situado en el presbiterio. Es de madera dorada y policromada, realizado en un estilo de transición entre el renacimiento y el barroco.
Conserva un curioso y elegante claustro románico trapezoidal, este tipo no es tan infrecuente como pudiera parecer, lo encontramos en la catedral de Gerona, en San Sebastián dels Gorgs, San Cugat del Valles o San Pere de Rodes. Santo Domingo de Silos tampoco es simétrico y presenta esta forma. Se ha dicho que este tipo es de influencia islámica, pero los encontramos también al norte de los Pirineos: Saint-Martín du Canigou, Le Thoronet o Saint-Guilhem-le-Dèsert. Este tipo de planta normalmente se genera por tener que adaptarse los maestros de obra a un espacio determinado.
Los arcos del claustro no tienen clave, sino que están construidas por dovelas contiguas sin necesidad de ubicar una de ellas en el punto central del arco. La falta de una dovela central no implica ninguna problemática constructiva, ya los visigodos lo hacían en el siglo vi y vii, construyendo arcos con dovelas regulares o irregulares y normalmente, no siempre, sin clave.
Puente de Villacantal
A través de este puente se cruzaba el Vero por el camino que desde Sobrarbe bajaba a Barbastro. Situado a la salida del cañón del Vero, contribuye con su presencia a incrementar la belleza de este entorno, uno de los más espectaculares del Somontano.
Si te acercas hasta allí te sorprenderá la innecesaria anchura del tablero de este puente que ponía en comunicación la estrecha y empinada senda de ambas orillas.
Su presencia en un punto de tan dificultoso acceso por ambas laderas sólo se justifica por la importancia que tuvo Alquézar como distribuidora de comunicaciones en tiempos pasados.
Presenta peculiaridades que lo diferencian de todos los puentes del Somontano: planta acodada en ángulo, dos ojos, uno en arco ligeramente apuntado y otro de medio punto, un tramo del tablero recto y otro levemente inclinado, ausencia de pretil...
Aunque la tradición oral atribuye su construcción, como la de muchos otros puentes de piedra, a los romanos, se trata de una obra del siglo XVI.
Barrancos y pasarela del rio Vero
La Ruta de las Pasarelas permite admirar la belleza del último tramo del cañón del río Vero. Es aquí donde se da una combinación perfecta entre la roca, el agua y la huella dejada por el hombre en su afán por aprovechar la fuerza de las aguas de este río. Las espectaculares pasarelas, que no ofrecen peligro alguno, permiten un primer acercamiento a este singular enclave natural de Alquézar.
El recorrido senderista parte de la Plaza Mayor de Alquézar. Debemos dirigirnos a la calle que lleva a la Colegiata y descender por la rampa de piedra existente en el primer desvío izquierdo. En este punto puede verse una indicación hacia las Pasarelas del Vero.
Pronto, encontramos las primeras pasarelas de madera que bajan encajonadas entre la Peña Castibián, a la izquierda, y los Muros de la Colegiata, a la derecha. Un total de siete tramos de pasarelas facilitan el descenso hasta el Vero. Durante el recorrido es posible disfrutar de la belleza del Barranco de la Fuente, caracterizado por sus numerosos covachos y una vegetación adaptada a la humedad y frescura propia de estas gargantas.
Al llegar al lecho del Vero, merece ser visitada la Cueva de Picamartillo, situada en la margen izquierda del río, frente a la desembocadura del Barrando de la Fuente. El camino prosigue río abajo, a través de una espectacular pasarela metálica instalada en la pared rocosa. Más tarde encontraremos la vieja presa y, tras recorrer un nuevo tramo de pasarelas metálicas, la antigua central hidroeléctrica de Alquézar. Una badina de un profundo azul turquesa invita al baño y al descanso.
Desde aquí, el camino se aparta del río para serpentear entre antiguos olivares hasta dar con el camino que lleva al pueblo de Alquézar. También se puede ampliar la ruta visitando en puente de fuentebaños y el molino con el azud. Encontraremos el desvio en el camino de regreso a Alquézar.
Si deseas recibir las indicaciones para ir a la Villa de Alquezar, haz clic en el mapa.
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