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Los Caminos de Santiago.

Los caminos de tu interior.

El Camino es el fin, y la tierra, polvorienta y de asfalto, es el medio de transitar por él. El Finis Terrae romano y anteriormente celta es el destino de miles de personas durante estos años de comienzo del milenio. Parece ser que antes de la aparición del cuerpo del apóstol Santiago ya se iba a Finis Terrae, y allí miles de hombres sintieron aquel "religioso horror" al ver apagarse el sol en las aguas del océano. 

Historia del camino según la tradición cristiana

Santiago de Zebedeo o Jacobo de Zebedeo, conocido en la tradición cristiana como Santiago el Mayor para distinguirlo del otro discípulo con el mismo nombre, fue uno de los Apóstoles de Jesús de Nazaret. 

Murió a manos de Herodes Agripa I en Jerusalén entre los años 41 y 44 de nuestra era.

Cuenta la tradición que sitúa a Santiago el Mayor en Jerusalén, poco antes de su martirio, la recogen diversos apócrifos neotestamentales, todos ellos anteriores al "descubrimiento" de la Tumba del Apóstol. Según estos relatos, cuando María ve cerca su muerte, recibe la visita de Jesús resucitado. Ella le pide estar rodeada por los Apóstoles en el día de su muerte, pero todos ellos están dispersos por el mundo. Jesús le concede su deseo y permite que sea la misma María, por medio aparición milagrosa, quien avise a sus discípulos. Por ello se cuenta que la aparición de María a Santiago se habría producido sobre un pilar en Caesaraugusta (actual Zaragoza), columna que se sigue venerando en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, en la capital aragonesa, y entonces Santiago habría hecho todo el viaje de vuelta desde España hasta Jerusalén, donde aún vivía.

Santiago El Mayor encontró allí la muerte de manos de Herodes Agripa.

La leyenda se cierra con que sus discípulos habrían llevado su cuerpo (conservado de alguna manera) por el mar Mediterráneo en una mítica embarcación de piedra y habrían costeado el Atlántico nuevamente hasta Galicia, donde lo habrían enterrado justamente en Iria Flavia, donde el obispo Teodomiro lo halló en el siglo IX.

Cuentan que corría el año 813 DC cuando el obispo Iria Flavia, Teodomiro, avisado por el eremita Pelayo de la existencia de unas luces misteriosas, infor´´o al rey asturiano Alfonso II del descubrimiento milagroso de una tumba que contenía los restos mortales del apóstol Santiago. 

El rey Alfonso II manda edificar sobre el sepulcro una sencilla iglesia y comienzan a llegar visitantes a la tumba del Apóstol. 

En el año 844, otro fenómeno sobrenatural daría el definitivo espaldarazo a la figura de Santiago como encarnación de la Reconquista. El 23 de mayo en Clavijo, cerca de Logroño, El rey Ramiro I de Asturias se enfrenta a las tropas muslmanas de Abderramán II en clara desventaja numérica. 

En pleno fragor de la batalla, el Apóstol aparece espada en mano a lomos de su famoso caballo blanco atacando a los infieles. Los cristianos vencen contra pronóstico y el mito jacobeo traspasa definitivamente los Pirineos.

Nace el apelativo de Santiago Matamoros

Es la época del camino de la costa, más seguro que los del interior, expuestos a las correrías árabes.

Nace Santiago Matamoros

Apogeo del camino

La primera eclosión en las peregrinaciones a Santiago se produce en los siglos XI y XII, coincidiendo con el esplendor del arte románico. En 1122 el Papa Calixto II proclama Año Santo Jacobeo aquel en el que el 25 de julio coincida en domingo. Multitudes de gentes comienzan a llegar de todas partes de Europa dando un toque cosmopolita a las ciudades por las que pasa el itinerario. El Camino Francés es el más utilizado y por Roncesvalles se constatan miles y miles de peregrinos en estos años, más tarde con la conquista de Zaragoza se habilitaría el ramal de Somport a Puente La Reina. Las antiguas calazadas romanas de Burdeos a Astorga, pasando por Vitoria y Briviesca, y de Astorga a Iria Flavia sirven de base a la ruta jacobea y surgen gran cantidad de burgos y ciudades que acogen una nueva clase urbana de artesanos y comerciantes, la mayoría francos.

A partir del siglo XIV el Camino entra en declive, la peste negra ha diezmado la población europea, la cristiandad comienza a dividirse (los protestantes consideraban las peregrinaciones como actos populacheros), el mundo se ensancha y los monarcas dedican sus esfuerzos a conquistar nuevos mundos.

En los siglos XVII y XVIII se mejoran las comunicaciones y el Camino recobra parte del prestigio y recibe peregrinos ilustres, sin embargo en el XIX los librepensadores, los decubrimientos cientificos, la revolución industrial y el desarrollo urbano no se llevan bien con un modo de vida con reminiscencias medievales. Fue tan aguda la crisis que en 1884 el papa León XIII tuvo que declarar verdaderos los restos del Apóstol reaparecidos en unas excavaciones (se habían escondido en el siglo XVI ante las amenazas de las incursiones inglesas comandadas por el pirata Francis Drake)

Hoy en día la peregrinación a Santiago parece recobrar el esplendor  de antaño, y en 1985 la UNESCO declaró la ruta jacobea como Patrimonio Universal de la Humanidad.

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