La Villa y el castillo de Coca
- JM Liceaga
- 26 ene 2017
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El entorno del Castillo es la Villa de Coca (provincia de Segovia, Castilla y León), una población milenaria, previa a la llegada de las legiones romanas a Iberia. Finalmente conquistada a los vettones, estos terminarán romanizándose y de la ciudad romana de Couca saldrá el gran emperador romano Teodosio.
La importancia de la villa hace que siempre haya poseído murallas defensivas y pequeñas torres fortificadas que circundaban la villa y que hoy sólo quedan 200 metros, con cuatro torres flanqueantes, parapeto almenado y la puerta de entrada llamada Puerta de Segovia o Arco de la Villa, una de las tres que existieron en otro tiempo, cuyo estilo es propio del siglo XII o XIII, fecha de construcción del recinto amurallado.
A mediados del siglo XV, la villa fue propiedad de Don Iñigo Lopez de Mendoza, marqués de Santillana, del que más tarde descendería el Cardenal Mendoza y los duques del infantado que vimos en Guadalajara, en época de los Reyes Católicos.
En 1451, fue intercambiada con D. Alonso de Fonseca, obispo de Ávila y arzobispo de Sevilla, que consigue del Rey Juan II el permiso para la construcción de una fortaleza. Debido a una prolongada ausencia, D. Alonso cede Coca a su hermano D. Fernando de Fonseca, que iniciará el planteamiento de la fortaleza. Y será su hijo D. Alonso de Fonseca y Acevedo, sobrino del obispo de Ávila, quién lleve a cabo las labores de construcción ya en los últimos años del siglo XV.
Más tarde pasaría a manos de D. Antonio de Fonseca, capitán ilustre de los Reyes Católicos, quien amplió las defensas del castillo, construyendo el actual foso seco. Estas defensas fueron puesta a prueba años después en un ataque del Marqués de Cenete, y en 1521, por las tropas comuneras, que respondían así al ataque llevado a cabo por Antonio de Fonseca a Medina del Campo.
Esta fortaleza con los años se transformo prisión del estado, teniendo al Duque de Medina Sidonia como uno de los presos más ilustres.
Debido a la caída en desgracia de la familia Fonseca y a enlaces matrimoniales, este castillo pasó a ser propiedad de los Duques de Alba, que siguen siendo los actuales propietarios.
En él se instalaron un archivo, que tras su traslado a Madrid, supuso el final de la vida útil del castillo. Durante la ocupación francesa del siglo XIX, el castillo fue saqueado a conciencia, pero el mayor daño sufrido fue a causa de un administrador de la Casa de Alba que subastó materiales y piezas únicas de este castillo a espaldas de la familia. Este expolio convirtió definitivamente el castillo en una ruina.
Afortunadamente se han podido salvar piezas de cerámica mudejar que engalanaba suelos y paredes y pueden aún admirarse.
En el siglo XX, fue declarado primero Monumento Nacional, más tarde Monumento Histórico Nacional y en 1954 fue cedido al Ministerio de Agricultura por 100 años menos un día, para así no perder su titularidad. Fruto de esta cesión se realizaron labores de restauración en los años 50.
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